A cada año de vida, Dios pone en nuestras manos una cajita con 365 piedritas preciosas. Nos toca a cada uno la libertad y la responsabilidad para cuidar de estos diamantes. Cada nuevo día es distinto y especial, valioso y único, con sus desafíos y oportunidades. Sin lugar a dudas, Dios está por detrás de esto. Una manera de agradecer a Dios es aprovechar cada día como un importante regalo de Él
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